El 15 de octubre fue el día escogido por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en su resolución 62/136 de 2007, para reivindicar el papel de la mujer en el Medio Rural.
La conmemoración de este día tiene como objetivo el reconocimiento del papel decisivo de las mujeres en el desarrollo agrícola y rural, la gestión de la tierra y la seguridad alimentaria, entre otras cosas.
Cuando la gente piensa en una “mujer rural”, la imagen que se les representa en la mente seguramente sea una mujer cuidando de la casa, dando de comer a los animales o labrando en el campo. Pero la realidad es que este concepto engloba mucho más que solo trabajos domésticos o del sector primario, pues también hay muchas otras mujeres rurales que están al frente de empresas, por ejemplo.
Esto pasa porque siempre ha existido una cierta discriminación hacia la mujer, tanto en esta industria como en las otras. El trabajo productivo (aquél que comprende toda actividad destinada a la producción de bienes y servicios a cambio de un salario) era tradicionalmente llevado a cabo por los hombres, mientras que a las mujeres se les dejaba como encargadas de la producción doméstica, ya que no se confiaba en sus capacidades y no se les daba la oportunidad de cualificarse, se las veía simplemente como una “ayuda” en las tareas del hombre.
Según las Notas de política sobre mujeres rurales realizadas por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), ellas son “responsables de más de la mitad de la producción de alimentos” en todo el mundo, y aún así tan solo acceden al “30% de titularidad de la tierra, al 10% de los créditos y al 5% de asistencia técnica”.
Por suerte, y aunque aún hay mucho por hacer, con el paso de los años la sociedad ha ido avanzando y poco a poco van desapareciendo estos estereotipos tan arcaicos.
Aún así, esta minimización de la participación de la mujer en la industria ha hecho mella y, si ya de por sí la industria agraria sufre escasez de trabajadores, son aún menos las mujeres que deciden seguir el camino rural y optan por migrar a la ciudad en busca de otros trabajos.
Si no se les reconoce la dedicación, esfuerzo y trabajo realizado a las mujeres rurales, y no hay una confianza y aceptación social de su cualificación, puede que se pierda esta figura más pronto que tarde.
Para tratar de remediar esto, es por lo que se adjudicó el día de celebración de la mujer rural y por lo que han surgido diferentes asociaciones y programas como AMFAR (federación de mujeres y familias del ámbito rural. Informan, forman y defienden los derechos de la mujer rural) o Desafío Mujer Rural (iniciativa del Instituto de las Mujeres. Programa focalizado en dinamizar el tejido empresarial femenino en el ámbito rural, para superar la brecha de género en materia de empleo y emprendimiento)
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